miércoles, 21 de julio de 2010

La reflexión más importante de mis treinta años.

Lamentando no haber sido lo suficientemente egoísta y haberte dejado ir. Nunca debí haberlo permitido, y le faltarán siglos a mi vida para poder arrepentirme de la dedición que te permití tomar, mi más querida persona que mi vida alguna vez siquiera se permitió siquiera imaginar. Sé que sabías mi gran cariño hacia ti, pero aún, hasta el fin de los días, se que nunca fue suficiente. Dos veces en la vida he cometido este error. Espero no cometerlo nunca más nuevamente. Dos accidentes médicos cambiaron mi manera de ver mi vida terrenal. Dos religiones me cambiaron mi manera de ver mi vida espiritual y ahora Dos personas han cambiado mi manera de querer vivir el amor.
Espero ahora, después de todo esto, lograr encontrar el camino para ser feliz.